Este año he decidido que no voy a comprar helados en el súper; voy a hacerlos yo que seguro que me salen menos calóricos que los que se venden. Así que me compré unos moldes para hacer polos y he estado experimentando un poquito. Mi primer acierto han sido estos polos con sabor a Mojito. No llevan alcohol ni nada así que valen para mayores y pequeños. Aquí tenéis la receta, ¡espero que os guste!
El meatloaf fue un descubrimiento; es un segundo plato perfecto y puedes hacer mucho e ir comiéndote las sobras el resto de la semana (es decir, que si eres cocinera perezosa como yo, puedes olvidarte de hacer alguna otra comida y usar las sobras de esta). El único problema que tiene es que hace falta tener algún tipo de trituradora o robot de cocina.
Ver la lista de ingredientes igual os echa un poco para atrás, pero recordad que casi todo va directamente a la trituradora así que es muy sencillo de hacer.
Por cierto que esta receta es una adaptación de la receta original de Alton Brown, un cocinero americano que tiene un programa de cocina llamado «Good Eats» (¡muy aconsejable para el que sepa inglés!)
Este es un clásico: la típica tarta de queso que siempre sale bien. Recomiendo comerla después de que haya pasado por lo menos una noche en la nevera; la diferencia es enorme. Obviamente no pasa nada si la comemos recién salida del horno (porque también está rica), pero es que la diferencia entre comerla caliente/templada y fría es de la noche a la mañana.
Lo primero que hay que decir sobre este bizcocho es que está ri-quí-si-mo. Y es bien fácil de hacer así que lo normal es que quede genial, tengas la maña que tengas para la cocina. Lo segundo es que sólo lo hago cuando tengo algún plátano que está ya demasiado maduro para comérselo por las buenas. Así que no sólo está rico si no que además aprovecho para no tirar algo que en otras circunstancias iría a la basura.
Pues eso, que el otro día vi en Pinterest una receta para hacer oatmeal y me entraron ganas de probarlo, porque parece super sano (aunque no sea particularmente «light») y a lo mejor la idea de tener que hacer un desayuno como Dios manda me ayudaría a levantarme a una hora un poco más temprana (ejem)…
En cualquier caso, el resultado me sorprendió mucho porque 1) estaba más rico de lo que esperaba y 2) llenaba una barbaridad. Y no se muy bien porqué pero después de probarlo el otro día, ahora me muero de ganas de hacerlo otra vez. Así que además de todo resulta que es adictivo.
La receta no tiene mucho misterio: es básicamente la misma siempre (con ligeras variaciones) y lo que más varía es lo que le añadas una vez que estén hechos los copos de avena. Lo ideal por lo que he visto por internet es añadirle fruta y frutos secos. Yo como iba a por todas le puse de todo.
Esta es una variación un poco más ligera de la crema de zanahorias de mi madre; lleva menos aceite (porque en vez de rehogar las zanahorias en la olla, se hacen en el horno), y en vez de nata lleva yogur griego bajo en grasa y leche desnatada.
Burguesita Emancipada 